Islas divergentes

Reseña de Antes de las jirafas

Hace un tiempo vi un programa de La 2 llamado El oficio de la cultura en el que salía el conocidísimo escritor Mario Vargas Llosa. Vale. Esta no es la novedad porque durante unos cuantos meses vi más al escritor peruano que a mi novia. Lo que me llamó de verdad la atención fue el encuentro que tuvo con un joven escritor llamado Matías Candeira (1984, Madrid) que estaba empezando en este extraño mundo de la escritura. Sinceramente, me morí de envidia. Me acordé de Soler Serrano, con su programa A fondo, y sus entrevistas a genios como Cortázar, Borges, José Donoso, Manuel Puig, Dalí, Octavio Paz y otros tantos.



Durante un tiempo perdí la pista de Matías, y cuando me enteré que Páginas de espuma sacaba su nuevo libro de relatos quise conocer su mundo, su voz. Ahora, después de haberlo disfrutado, creo que Antes de las jirafas mete la mano en el otro lado -en el oscuro, el que queda debajo de las camas o en los callejones-, y, como un zahorí encuentra el agua o un niño su primera pesadilla, Candeira sale a flote con seres extraños y auténticos dentro del bolsillo. Mezcla de cómic, de ciencia ficción, y de un tono que recuerda en los relatos humorísticos, a Woody Allen, Candeira te desconcierta y te atrae, te aleja y te acerca y nunca sabes por donde va a ir el siguiente cuento.

El libro, que cuenta con 16 relatos, empieza con El extraño, en el que los conceptos de monstruosidad y cariño se mezclan dulce y misteriosamente. Más adelante aparece uno de los mejores relatos, Manhattan Pulp, que narra la conmovedora y tierna historia de un supervillano y su difícil día a día en el otro lado de la historieta, a la sombra del idiota ese con mallas. Es cierto que en algún cuento, la historia se pierde y Candeira, según mi opinión, solo esboza su objetivo. Creo que en fractura, pese a ser un buen cuento, las expectativas del lector no llegan a saciarse del todo o en La dimensión del ojo el relato se pierde y queda todo demasiado en el aire, como el protagonista.

En Antes de las jirafas también encontramos amor. Un amor peculiar, en el que podemos hurgar y sacar, muy gráficamente, la mugre o el monstruo que se esconde bajo la alfombra de toda relación ( Noche de boda)o, en un intenso Nuestro futuro, que se que no es su mejor cuento pero es el que más me ha llegado. También podemos encontrarnos a exploradores que se aferran a la vida (o al asesinato) con pasión creadora (Los exploradores) o ver como los escarabajos lo llenan todo, hasta, incluso, los propios vacíos en La noche repetida.

Creo que Matías Candeira escribe muy bien. Y escribe bien porque busca, no sabe lo que quiere y eso es importante. Innova, descubre, explora situaciones surrealistas, incluso poéticas a veces (La noche repetida) y aterriza en diferentes situaciones y escenarios y no se repite. Dentro de su universo, de la niebla fantástica que encontramos, consigue cazar presas sorprendentemente. Matías da la sensación de pasarlo muy bien cuando escribe. De reírse de la sociedad, de la realidad, y por eso la estruja, la infla y desinfla a su antojo. Porque aunque algunos escritores deban vender libros  hablando de cierta manera y diciendo algunas cosas, encajándose en un esquema de moda, los escritores, o los buenos al menos, son creadores. Y Matías Candeira es un creador.

Por cierto, pasó el 16 de Enero y no puedo asegurar que Matías Candeira recibiera el mensaje. Lo importante es que escapó, huyó con su muda limpia y un buen libro de cuentos bajo el brazo. 

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