Ni se te ocurra abrir este libro si buscas un libro
perfecto, con plan de huida y medido y grito reproducido. Ni se te ocurra
porque vas a perder el dinero, el tiempo, y espacio (aunque poco) en tu
estantería.
Desatado de forma y de límites, los poemas de Butragueño, ya
sean en verso o en prosa poética, llevan marabunta dentro y te arrasan pasando
por encima. Se te escapan palabras, vuelves para atrás, joder, qué bueno esto,
terminas. Vuelves al principio, ¿y esto? y así se pasan los minutos y las
horas.
El libro que publica Polibea
es un libro con astillas, en el que Bárbara Butragueño no solo se desnuda,
sino que comenta a través de imágenes enlazadas la ceniza de su cuerpo, nadie nunca me enseñó a llorar/y sin embargo
parece que el llanto me perteneciera esparciendo su dolor por tus manos.
El libro se divide en tres partes, TURBA, en donde se hace
un recorrido del propio cuerpo y se ponen sobre la mesa la muchedumbre
interior, los despojos, las heridas y las soledades. Abierta y expuesta a todos
los dolores y a todas las penas, limpiar el cuerpo como quien limpia la casa.
Exorcismo.
En COMBUSTIÓN aparece
un tú que salva en tu cuerpo todo es
expiación/y claridad/y enjambre que
rescata, que no rehabilita las ruinas, sino que las convierte en hogares.
Bestial esta parte, la más lograda.
Y cómo no, CREMACIÓN,
en la que se desalojan los cuerpos, una
vez más/te marchas, deshabitando/los ángulos del aire, se buscan asideros y
esperanza, pero no se encuentra. Soledad y grito.
Vamos a ver, hay una cosa que hay que tener en cuenta. Este
poemario requiere de su colaboración como lector, de su inteligencia, de sus
cojones/ovarios para comprender lo que es la vida. Quien no haya sufrido, quien
no haya sido ojo de huracán de relación no entenderá nada. La poesía de Bárbara
no llega entera, pero la parte que llega llena todas las habitaciones y se
expande, se te mete en el cerebro y la buscarás en cada índice, en cada lomo. Un
subidón, vamos.
Y yo no merezco bailar
si no hay lluvia.
y si queréis saber más....


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