Tu boca es un ciervo a punto de rendirse, el batallón
pimienta en las tijeras. El sol solo alcanza la mitad de tu lengua y es más que
demasiado, la presa de Assuan no sirve para contener tu pasar el rato, tu caída
de ojos, arrasadas mis certezas si te mojas los labios.
Pasas por la calle como acero hirviendo en medio de la
nieve, a ver quién te roza ahora si mi fiebre solo alcanza el quinto piso del
placer.
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