Islas divergentes

Errante

Rodaba y rodaba por los caminos. Mi casa la llevaba sobre las espaldas y no necesitaba más. Era joven e inquieto y nada se me resistía.Ni siquiera en el amor.
Ellos y ellas caían seducidos continuamente bajo mi embrujo sin salida posible.
Eran buenos tiempos. La yerba abundaba y no paraba de consumirla con todos mis amigos.
Mis días comenzaban cuando nacía la oscuridad. Me cargaba la casa al hombro, y me iba de viaje.Eran buenos tiempos.Ahora sin embargo tengo familia e hijos, pero sigo acordándome que yo en otra vida fui un caracol.



2 comentarios:

  1. La estela que deja un caracol nunca se borra. Ay, la juventud!!!

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  2. Aaays, la juventud que no se nos quita de la cabeza pero sí del cuerpo!

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