No quiero repetir la misma letra ni una
sola vez para decirte buenos días. Quiero ser el amante peligro y
rubio y negro con el que engañas a tu novio, que también soy yo. Te
digo te quiero no en el lenguaje de mesas y sillas con el que
tropezamos, te quiero como los papagayos dicen te quiero de rama a
rama con sus plumas felices que no conocen el suelo.
Escribir te quiero como quien se prende
en llamas con una esquina de tu ojo y corre por la calle con las
letras más sinceras y calientes de la historia de los incendios.
Así, como si este amor de madriguera y
ala delta fuera superviviente de todas las masacres, perenne como el
color otoño de tu sonrisa.
Nuestro te quiero
mucho más que los rascacielos y mucho menos que un revolver, manchado de
lluvia pero ingobernable, insumergible, caliente como el sueño de
los tigres y cercano como la primera barra de pan de cada mañana.
Inmenso.
ResponderEliminarMuchas gracias Verónica. Bienvenida eres mil!
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