Lo bueno de Boris Vian es que le da exactamente igual lo que
el público vaya a pensar de sus historias. Si le apetece ser macabro, es
macabro, si le apetece ser gamberro, lo es sin ningún problema. Sus locos, sus
mujeres bellas y de "desnudez rápida", la rápidez de la acción, son
marcas propias del autor, poeta, ingeniero y músico francés. Quien lee a Vian
lo odia o lo ama. Yo lo amo.
El libro al que nos referimos es El lobo hombre, un
volúmen que recoge trece historias breves. Empezando con el relato que da
nombre al ejemplar, los temas son variados y curiosos.
