Joan Brossa, la massa del temps
La
primera vez que vi tus ojos fue en aquel programa dedicado
a los leopardos.
Te
escondías como un recuerdo,
entre pelícanos
y tarzanes.
Me cazaste,
y tu generosa
humedad de iguana me dio tres besos.
Te acercaste y
fuiste dócil,
parque
urbano con tus niños en bicicleta,
el césped rojo,
y tu lago de
agua
aún tan
caliente.
Yo te paseaba
te meaba en las
esquinas alejadas
tocaba la tierra
y las escamas de
tus peces.
Te
acercaste tanto que ya no puedo dejarme cazar
fumarme
los cigarros en tu césped rojo,
lamiendo y
aspirando el humo
como si tuvieras
aún
savia en los
árboles.

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