Roberto Kusterle
Ahora
que
solo nos quedan
cucharas
y tijeras
te
empeñas en ser caliente,
romper
tu nariz contra mi pecho
tropezarte
de ganas
en
mi puerta.
Quédate
ahí,
en
el borde
estirando
el tiempo
la
mirada.
No
agotes el calor
que
se esconde en las ramas
de
tu pelo,
y
quédate ahí
siempre
en
la memoria.

Posiblemente el lugar más seguro, o a resguardo, aunque no infalible: la memoria también se mueve y cambia, aunque menos. Muy bueno.
ResponderEliminarWau! es tan hermoso! Gracias
ResponderEliminarA Volianihil: totalmente de acuerdo contigo. La memoria, para bien o para mal, cambia. Supongo que para olvidar y también seguir aprendiendo.
ResponderEliminarA Andreíta: Gracias a ti hermosa. Pero cómo puede ser tan boniiiito?!:)