Alfons Mucha
Que yo no soy un perro que te quiera por tu hueso, que yo soy el
frutero que te acaricia y sueña tus mandarinas, pero tú no te das cuenta, que a
ti dos uvas te bastan, dos nada más te llenan la gruta seca de la boca y no ves
que tengo los labios llenos de fruta y que se me están pudriendo de espera,
cayendo y rodando por el suelo sin que nadie, sin que tu, sin batalla.
La pena es que a ti una manzana seca te llene el hueco más redondo
de tu cuerpo, y vienes con tu cuchara de metal a por tu pieza, a matar el
hambre minúscula que te llama, pero yo lo que quiero es que abras los cauces y
chorrearte todo el viernes de melocotones, que no te quepan es lo que quiero,
que engordes de sábado y de lluvia de mi cuerpo, que mis frutos no los aplasten
los coches fríos de las carreteras, que sea tu hambre la culpable de que
exploten y refresquen
alegres
tu boca.

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