El príncipe llora
solo
en su castillo.
El príncipe llora y piensa en putas y en puertos
en entradas calientes.
La puerta del castillo huele a cárcel
huele a sudor de armiño
semen corrompido.
Las lágrimas tienen audiencia
con el príncipe y sus ojos secos.
El príncipe sueña con palacios irreales,
llenos de sirvientas y vino,
llenos de dolor y vida.
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