
Jacek Yerka
Esta eternidad coagulada
se repite calle a calle
en la ciudad sucia
en que se ha convertido mi cuerpo.
La velocidad de los dedos es relativa
a la suavidad del cuerpo pero los coches
que tienen ojos pero que no miran
no mueren nunca de amor.
Siento que los atardecederes se venden en rastrillos
o se caen a la basura
de pura tristeza.
Así no vamos a ningún lado, dijo ella
Y fue verdad.
El semáforo seguía en rojo.
Excelente encuentro Jorge, me encantaron las imágenes que ocupas. Son pasajes desde una emoción que vuela entre los adoquines de esa ciudad. Logré caminar por esas calles llenas de desconcierto y pasión.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Coté
Gracias por el apoyo Cote, tu tienes algo de culpa de estos versos... Estaría bacán que cuando vuelva a Chile podamos hacer un encuentro poético de algún tipo!, un abrazo
ResponderEliminar