Islas divergentes

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Amistad

 

Nos enfrentamos a algo que no conocemos y esa incertidumbre nos alumbra el pecho. Porque el sol nos calienta más ahora que no sabemos cuánto tendremos que estar en casa, sin salir, sin ver a los amigos ni a los amores. Hemos mascado la soledad y la certeza de la enfermedad y no queremos que la vida pase de largo. Me rodeo de gente vital y sana y todos están apurando energías y sonrisas para celebrar el hoy, algo que nunca hicimos tan sinceramente como ahora. No sabemos qué pasará, pero sí sabemos que estar con los amigos (siempre con mascarilla y/o distancia, obvio) nos sube la barra de vida, como en los videojuegos, y esa barra será nuestro refugio cuando lleguen los días malos. Y mejor si no llegan.

Cojan semillas, buenos libros (no mierdas de pensamiento barato de usar y tirar rollo Mr Wonderful, no me sean cafres), beban agua, beban lo que sea, celebren, arrímense a los amigos y a la gente querida y acumulen buenos recuerdos. Es tiempo de celebrar la barricada.

29/6/2020

En la batalla por la atención que es internet, que es este mundo internetizado, mi endeble poema hecho de barro, ramas y costras nunca vencerá a la colmena de luces y explosiones que atrapa nuestra atención. El insulto, la lucha, el conflicto en mayúsculas.
Esa batalla la tengo perdida. 


Sin embargo, yo busco la tecla que no existe entre dos palabras y, de vez en cuando, aparece. La toco, muevo los dedos en el aire, y escribo.


Leo poemas de aquellos que miraron manteles, que miraron cucharas, que miraron cejas y construyeron imperios delicados y eternos. Leo poemas de aquellas que miraron una rosa e hicieron la revolución (AP como rompehielos), de aquellas que hicieron puentes, que hicieron telares con geranios y vocales desahuciadas.
Por eso, a pesar de la velocidad, de la luz, de la ceguera, intento poner la tilde no en el acento sino en el acantilado entre vocales, en lo pequeño e importante, en las hebras que nos levantan del suelo. 


A pesar de su invisibilidad, a pesar de su nimiedad, a pesar de su silencio. A pesar de todo esto, cultivamos la palabra.